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Futuro del ecoturismo en Costa Rica

Por Jéssica Canales Granados*

Costa Rica es uno de los países en el mundo con mayor proyección en temáticas de desarrollo sostenible y conservación de la naturaleza. Esta visión, se ve reflejada en el fomento de modelos ecoturísticos que resaltan la belleza, la biodiversidad y la riqueza cultural del país. Actualmente, un 64% de los turistas que visitan el territorio nacional realizan al menos una actividad relacionada directamente con el ecoturismo, lo que permite comprender la importancia de este nicho en la industria turística costarricense.

El desarrollo de la actividad ecoturística en el país, muestra un aumento considerable cada año, esa particularidad lo convierte en una fuente valiosa de ingresos que contribuye con la protección de áreas naturales e impulsa el beneficio de las comunidades locales. A su vez, los visitantes cada día son más específicos con los destinos a los que se dirigen, buscan experiencias innovadoras, de calidad y que favorezcan tanto al ambiente como a los actores sociales, económicos o culturales involucrados; es decir, buscan destinos atractivos y diferenciados que respondan a los principios de sostenibilidad.

Ante este panorama, el ecoturismo será cada vez más frecuente dentro del territorio nacional, convirtiéndose en una herramienta que diversifique las actividades turísticas tradicionales y brinde oportunidades en aquellos espacios o segmentos que han sido poco explorados. En Costa Rica, la amplia variedad de atractivos naturales y la creación de las áreas silvestres protegidas han permitido el desarrollo de una oferta atractiva de un ecoturismo consolidado, que incluye visitas a volcanes, observación de flora y fauna, cabalgatas o visitas a los distintos tipos de parajes.

Por lo tanto, el reto actual consiste en la identificación de los atractivos que sean innovadores, proporcionen un valor agregado en la vivencia del turista y que simultáneamente reduzcan la estacionalidad de la actividad turística nacional. En ese sentido, potencializar las condiciones naturales del país y contrarrestarlas con oportunidades de desarrollo local, permitirá impulsar modelos alternativos que respondan a un visitante que busca experiencias más humanas, aprender en su estancia y recibir una atención más personalizada.

Actualmente, Costa Rica proyecta un gran liderazgo en materia ecoturística, se ha posicionado como un país predilecto para el turismo de naturaleza y es un fuerte competidor en prácticas como caminatas naturalistas, deportes de cuerdas y en el turismo de salud y relajación; sin embargo, a futuro se espera que productos innovadores en diferentes regiones del país se integren con mayor fuerza en sectores no convencionales y sean impulsados en las denominadas “temporadas bajas”, permitiendo que el ecoturismo se pueda desarrollar perfectamente durante todo el año.

Uno de estos sectores es el aviturismo, en las últimas décadas ha sido una de las actividades ecoturísticas con mayor proyección en todo el país y ha permitido a muchas regiones emerger como núcleos turísticos potenciales. Muchas de las condiciones que han permitido el éxito de esta actividad han sido condicionadas por las facilidades ambientales que presenta el país, sumado a un público meta interesado por la calidad de servicio y la conservación de la biodiversidad de la región. Uno de los mejores ejemplos es Kekoldi, una región indígena que ha apostado por la observación de aves. En este sitio, acontece la segunda mayor migración de rapaces del mundo, creando una oportunidad ecoturística para las asociaciones de desarrollo de estas comunidades. A futuro, serán más frecuentes este tipo de necesidades de mercado y estos modelos de oferta turística.

Torre de Observación de Aves en la comunidad indígena de Kekoldi, Limón, Costa Rica 2018.

A su vez, eventos naturales como la migración de ballenas jorobadas de ambos hemisferios o el desove de tortugas, han consolidado oportunidades de aprovechamiento turístico, principalmente en destinos como Marino Ballena, Manuel Antonio, Ostional o Tortuguero; no obstante, estos fenómenos no son exclusivos de estas áreas y el país debe apostar por descentralizar la visitación en espacios tradicionales generando nuevas oportunidades en sitios con alta riqueza natural como Junquillal, Parismina, Sierpe o Bahía Drake.

Por otro lado, se puede promocionar el buceo centrado en la observación de tiburones migratorios que se encuentran dentro del territorio nacional, como lo es el tiburón ballena o el tiburón martillo, esto puede formar parte de una oferta que beneficiaría las comunidades costeras y que enriquecería la experiencia de turistas que desean un contacto más directo con especies marinas icónicas. Para el caso específico del tiburón martillo, Costa Rica es una área de reproducción, crecimiento y migración; es decir, es una zona clave para esta especie de tiburones.

Hotspots de avistamiento de ballenas en Costa Rica, tomado de Three Wonders of Nature.

El panorama actual, pone en las agendas temáticas la importancia de establecer la salud pública como un aliado clave en el desarrollo de las actividades económicas del territorio nacional. En ese sentido, la industria turística tiene el reto de reinventarse e implementar las medidas adecuadas para asegurar el bienestar y la integridad de los visitantes, así como mantenerse como un destino vigente, maduro, sostenible, seguro y transformado, con el objetivo de fortalecer la oferta tanto a nivel nacional como internacional. 

En conclusión, el futuro del ecoturismo en Costa Rica estará condicionado por la capacidad que tenga el país de innovar productos en regiones poco conocidas. Fomentar nuevas experiencias será clave para atraer nuevos mercados, así como abogar por alojamientos pequeños y más privados será indispensable para absorber los clientes que buscan lugares más seguros (posiblemente Coronavirus free) y exclusivos. A su vez, es necesario incorporar experiencias con un gran bagaje cultural, como lo es la visitación de regiones indígenas o inspirarnos en los fenómenos naturales para desarrollar nuevos productos turísticos y que estos sean el estandarte de ofertas con un contenido más integral. Simultáneamente, estas actividades pueden contribuir y proporcionar ingresos para los programas de conservación presentes en el territorio nacional.

*Jéssica es estudiante de cuarto año de la carrera de Turismo Ecológico, Recinto de Paraíso, Universidad de Costa Rica.